martes, 6 de octubre de 2009

Diego Rodríguez Vázquez



Francisca Peña Jiménez y Diego Rodríguez Vázquez

Así se llamaba mi bisabuelo, padre de mi abuela Matilde Rodríguez Peña (nacida Sanlúcar de Barrameda el 5 de Junio de 1886 y falleció el día 7 de Febrero de 1975) y marido de Francisca Peña Jimenez (nacida en Jerez). Tenían dos hijas más que se llamaban Rosaura y Ana Rodríguez Peña.

Matilde Rodríguez Peña

Según contaban mis padres, Diego además de actor era muchas cosas más. Era un hombre culto, creativo e inquieto, poseía un carácter fuerte y tenía muchas manías, sin embargo tenía una visión de las cosas muy avanzada tanto en el terreno artístico como en el técnico para los tiempos que le tocó vivir (mitad del s. XIX). Lo consideraban un "manitas" porque sabía de mecánica: lo mismo ponía a funcionar un molino, que arreglaba coches, cosa que en aquellos tiempos era "tecnología punta".

Trabajó en Jerez, en el mantenimiento de la fábrica de azúcar y en general donde lo requerían y donde a él le gustase lo que hubiera de hacer, ya que se enfadaba fácilmente si el trabajo no entrañaba mucha dificultad, porque él consideraba que aquello era menospreciarlo.

En una ocasión a unos señores de Jerez se les partió el pie de una copa de una cristalería muy valiosa y les dijeron que Diego era el único que podría arreglarla. Y la arregló, de tal forma que no se veía por donde la había pegado ni nadie supo como lo había hecho.

En otra ocasión a un hijo del Conde de Romanones que tenía problemas de espalda, los médicos le aconsejaron utilizar un corsé para mantener la espalda recta cuando montara a caballo (era el medio más normal para desplazarse), pero ninguno de los que le hicieron le dió resultado, todos acababan rompiéndose. Fue entonces cuando acudieron a Diego para que le hiciera uno y lo hizo de tal manera que no fue capaz de romperlo. El propio Conde de Romanones le felicitó en persona.

Pero de todas las cosas que hizo este señor, lo mas importante (según me contaba mi abuela) fue un invento para un espectáculo de ilusionismo que consistía en hacer aparecer y desaparecer personas y cosas ante el publico. El material que empleaba, entre otras muchas cosas que no se sabían, era luces de carburo, espejos y cámaras oscuras. Al invento lo llamó "Las siete maravillas". El día del estreno fue grandioso. El espectáculo obtuvo tal éxito que le querían comprar el invento. Le ofrecían mucho dinero pero, como ya dije antes, era un señor un poco raro y con mal genio, y lo agobiaron tanto que, llevado de su mal carácter, lo que mejor se le ocurrió fue destruirlo y nunca mas volvió a hacerlo. Cuando murió se llevo el secreto con él.

El primer tren que llego a Jerez lo conducía mi bisabuelo Diego Rodriguez Vazquez.

Yo siempre he conocido en casa de mi abuela una foto de mi bisabuelo conduciendo un tren. El primer tren que partió de Cadiz a Jerez lo pusieron las bodegas de la zona para dar salida a sus mercancías con destino a todo el mundo. La máquina era muy pequeña y los vagones eran jardineras, unas plataformas con asientos y una toldilla. La foto era del día de la inauguración pero por desgracia se perdió en una inundación.

Él era, o al menos se consideraba, un actor que compaginaba el teatro con la mecánica.